Literatura, relatos, crítica literaria, novelas, literatura latinoamericana
Los grandes libros son analizados en todos los sentidos posibles, incluyendo el entrecruzamiento con la vida del autor, sobre todo cuando hay un yo, y coincidencias con la vida del autor; dice los analistas que se conoce la personalidad del autor, porque cumple los deseos mediante la literatura, y de ella surge el aspecto ficcional, que a su vez, y ante la imposibilidad de separar verdad de ficción, genera una épica particular alrededor del autor, que más demuestra la habilidad literaria en convertir la ficción de la realidad.
La literatura se hace, justamente, en el intersticio de esta habilidad, de esta suerte de buceo en la vida del autor, la biografías apócrifas aportan a la épica del autor y la verdad comienza a volverse como un guante sobre la ficción, los códigos narrativos de usar pistas, provee a los relatos de una sospecha cuyos efectos es extenderse por sobre el texto y construir un relato alternativo que expande sus sentidos continuando ahora en el análisis de lo que genere su producto.
Esta es la mejor expectativa de cualquier texto, que su propuesta se extienda más allá, en el medio la literatura, el arte constructivo despertará críticas y valoraciones independientes de la expansión.
Una de las cuestiones que nebuliza la historia de un texto es el límite entre biografía y ficción, en relación a la calidad escritural, por momentos hay un recelo por parte de los críticos por dejarse llevar por el interés de esa diferenciación, a pesar que si encuentran valores literarios interesantes, se sumergen en el análisis biográfico con entusiasmo.
Una regla no escrita, y no siempre percibida, es que cuando se abre un libro, se abre una ficción, la inspiración en la supuesta realidad, es otra ficción, sin importar cuál fuera la verdad, cuando se lee, estamos sometidos al arte con que el autor escribe; estar sometido a las palabras, es estar sometido a la ficción.
Sin embargo, parte de la atracción literarias, es precisamente aceptar el pacto no escritor y sumergirnos en la propuesta, la verdad queda fuera de cuestión y acaso queda como una característica menor que apela más a la necesidad de sentirse representado, en algún punto, por la historia que se lee, parte, en algunos casos, que genera el interés en lo que se lee.
El propósito de un libro es que se crea que es una verdad en su totalidad, para disfrutarlo como si estuviera conviviendo con la ficción propuesta; el objetivo es el extravío sin tiempo que nos convoca a no cerrar el libro hasta terminarlo, y que cuando ocurra, al atmósfera creada orbite y deje una cosecha prolífica en el análisis al retomar la propuesta, ahora en nuestro pensamiento y provoque compartirlo.
Luego, el análisis de las certezas o la verdad, es un efecto, que más se asigna al impacto e interés que haya provocado la lectura que a la realidad del texto.
La sintonía que un texto provoca es la historia del libro, aunque queda por reflexionar sobre si ese libro que llega a nuestras manos sería posible sin la editorial que hizo posible su publicación.
Vivimos un momento interesante en el que los autores pueden autoeditarse y cuentan con medios de propagación mucho mejores que los que proponen las editoriales, los libros electrónicos o en papel, en medios que virtuales, que a su vez llegan a lectores más allá que las editoriales, a cualquier país.
Vivimos un momento interesante para le literatura, aunque también está la difícil decisión de elegir, a los que nos gusta leer, buscar es otro aspecto placentero de la literatura.