En el amplio imaginario e histórico bagaje cultural de argentina, los escritores argentinos se destacan por el uso de procedimientos polémicos, el habla particular de personajes, la construcción cuidadosa y persistente; han marcado escuela, y no voy a nombrar a los conocidos, que ya de sobra conocen.
Sin embargo, la Internet, me ha motivado a comentar sobre los escritores argentinos en la actualidad y los medios de que disponen para hacer conocer su literatura.
La red está tomada por las redes sociales y la facilidad con que nos invita a compartir la vida, las inquietudes, a contarla; sin duda una fuente de anécdotas e historias de vida que no pudo quedar ajena a escritores siempre en búsqueda de inspiración.
Ese caudal imaginario se convierte en otro más extenso, como un río que desemboca en el mar, la cantidad de material en relatos, cuestos, historias y ensayos de que disponemos en la red parece inabarcable, es por eso, que a veces mejor tener en cuenta alguna especia de lista, aunque las listas son antipáticas y sobre todo porque revelan el criterio individual, que suele ser limitado, como todo lo que se puede alcanzar a escala humana.
Es por eso que en mi listado no está mi opinión, ni mis gustos, sino que lugares en los que he navegado por casualidad, por comentarios, por recomendación, porque sí.
Algunos porque son motivadores, esto me ha pasado con el blog de Danilo Albero Vergara, que tiene un abanico de temas y formas de comentar, una profusión enciclopédica de referentes que a mi me resultan divertidas, no sé a ustedes, pero la verdad es que no dejo de pasar por su blog, y su sitio, que es muy estimulante, si alguien busca temas para escribir, ese es el lugar a recurrir.
Me gusta la revista Metaliteratura, comenta libros y todo tipo de contenidos con el tema literatura latinoamericana, con un criterio ecléctico y desordenado, se pueden leer comentarios de todo tipo, pero no una reseña, esto es, son lecturas personales sobre otros textos, textos, relatos, verdaderas clases de literatura, y un recorrido en lecturas, a veces desconocidos.
Casi todos comentan libros muy conocidos del cual habrá réplicas hasta el cansancio de la reseña de la contratapa o prólogo o resumen del autor; en Metaliteratura hay una mirada personal, de lectores diversos, con focalización diferente al lector común, alejado de la típica reseña. Suelen ser constructivos comentarios que orientan sobre una lectura personal y valores de los libros que ocupan el espacio. Sin publicidad, ayudan a proponer lecturas interesantes.
Luego están alguno que otros recién llegados, con temáticas que parecen ajenas a la tradición de escritores argentinos, como lo es el blog de Miguel Ortemberg, donde hay poesía, relatos, cuentos, por momentos una escritura extrañamente amorosa. Extraño en aspectos sutiles, ya que tuve la oportunidad de leer la novela “La reencarnación de Buda en Lope de Vega y Jonte”, y es un escritor que más bien tengo como sarcástico, algo excesivo en desafuero; el romanticismo y el sarcasmo no suelen llevarse bien, sin embargo el particular humor de este escritor parece encontrarlos apropiados, lo que lo convierte en una lectura peculiar.
Estuve incluso en la presentación del libro y fue muy divertido; comer una riquísima pizza, con el gusto de las de antes, me hizo pensar en que su literatura podría tener ese sabor de la melancolía, de lo de antes, pero no, la lectura del libro me hizo cambiar de opinión.
Hay otros espacios de escritores argentinos, bastante interesantes, sobre todo en sus producciones, la escritora Marial Pardo, por ejemplo, una “tapada” que cuenta con textos, todos premios, con una escritura cuidadosa, con una tranquila cotidianeidad, coloca a sus personajes en situaciones límites.
No puedo dejar de lado el sitio del profesor Roberto Ferro, donde hay importante material de estudio, de escritores latinoamericanos, más que interesante.
Recorrer la Internet es como abrir una caja de sorpresas, lo que es bueno para encontrar esa historia que nos habla personalmente y de la cual escribiremos, ahora con nuestra propia literatura, con nuestra propia biblioteca.
