Los seres que me habitaba, fueron mutando, un poco se han convertido en experimentos, fuera de mi.
Por meses han tomado personalidades tan ajenas.
Los que se adueñan de mi vida, solían aparecer entre mis letras, ahora se han posesionado de mi cara, de mi mano, la que escribe, de mis pómulos.
Poco a poco, pero perceptible, me vuelvo bytes en una estampida dentro de las redes en donde lo social se adueña de las personas.
De mí, la original, queda la escritura compulsiva, y un par de obsesiones que están por acabarse.
Ana Lexton
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