Un famoso cuadro de El Bosco, recrea una típica curación de la época, el personaje le pide al doctor que le saque la piedra que tiene en la cabeza.
La relación entre la divinidad, representada en la monja y el objeto, un embudo, con que supuestamente se extrae la piedra de la cabeza, la ropa, una escena habitual que revela los elementos con que se comunica aspectos de relación entre la ciencia y la creencia.
El hecho de que se involucre un libro, indica la complejidad y seriedad que se le otorga a las palabras que el texto pudiera reflejar, una diferenciación interesante respecto a la palabra oral, la intermediación del libro plantea la diferencia entre meras palabras o palabras curativas, o sea una resignificación con el objeto de darle la palabra a otro que no es el emisor, para el caso, tal vez a una divinidad o al género de libro sobre conocimientos, en la época de curandería.
El otro indicio tiene que ver con el embudo, una herramienta que da cuenta de la necesidad de un elemento que convierte una acción en un propósito diferente.
La pintura recrea la puesta en escena, la escenografía, que arma un contexto y define acciones y objetivos; el enfermo, el médico; la creencia depositada en la monja.
El cuadro representa la intención de sacar una piedra de la cabeza del paciente como si se pudiera curar la estupidez.
La imagen es un fragmento, alrededor del cual hay otros simbolismos, parte del mundo extraordinario con que este pintor asombra al mundo con profusión de imágenes y referentes de la época en intersección con una imaginación profusa.
El cuadro es parte de la historia de la credulidad humana y los elementos de que se valen de las imágenes para simular el acto de extraer la enfermedad dentro del cuerpo.
La literatura, de la misma manera, propone los elementos que hay que poner en juego para la construcción del relato, el embudo y el libro, los personajes, los objetos que conforman la idea de la acción.
En la narrativa actual, el narrador, como personaje o no de la historia, el espacio, el tiempo, el lugar y un enigma a recorrer entre las páginas cuentan con elementos que conforman un cuadro y reconstruyen en la imaginación del lector una historia.
Así como en El Bosco, la peculiaridad de su pincel impacta en el espectador, del mismo modo, los elementos que el escritor pone en escena, habrá de provocar un sistema de relaciones que ponen en juego la participación del lector.
La buena lectura es como el embudo del cuadro del El Bosco, sirve para sacar la estupidez de la cabeza.
La estupidez tiene la costumbre de la persistencia, por ello hay que mantenerse leyendo para mantenerla a raya.