En octubre 2019 se realizó una maratónica y violenta sesión en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación Argentina. Se trataba la aprobación del Presupuesto Nacional 2019 que es la más objetiva muestra de lo que el gobierno proyecta para el año siguiente en materia económica y particularmente en relación a recaudación, gasto e inversiones. Esto dividía a los diputados presentes en el recinto en dos posiciones encontradas y aparentemente irreconciliables.
Por un lado, la posición oficial que presentaba y defendía un Presupuesto con un fuerte ajuste económico tanto del lado del gasto como del ingreso -menos fondos para gasto público y más impuestos. Intenta así llegar al objetivo de ¨déficit (primario) cero¨ que exige el Fondo Monetario Internacional como condición para mantener los desembolsos del gigantesco (realmente descomunal) préstamo solicitado.
Por otro lado, la oposición que acusaba al gobierno de pretender un ¨ajuste salvaje¨ que la gente ya no puede resistir y que en realidad sería una imposición del FMI que es quien, según este sector, esta realmente gobernando al país. Esta posición en contra del proyecto de Presupuesto estaba además apoyada por organizadas manifestaciones violentas en las afueras del Congreso que eran a su vez reprimidas por las fuerzas de seguridad.
El saldo de la jornada fue:
- El Presupuesto 2019 obtuvo ajustadamente la media sanción que buscaba el Gobierno, faltando sólo la aprobación del Senado.
- Los disturbios en la plaza de los Dos Congresos dejaron grandes destrozos e imágenes de extrema violencia.
- Hubo cientos de heridos y 27 detenidos. Entre ellos varios manifestantes del ARS (Astillero Rio Santiago), que en los últimos tiempos han liderado la oposición política más combativa y violenta del país.
La furia del ARS parece estar mucho más orientada a la desestabilización del gobierno que a solamente mejorar la política naval que afecta al astillero, que en realidad es casi la misma en lo que va de este siglo.
A pesar de no estar de acuerdo con las formas violentas de oposición de la dirigencia sindical del ARS y casi con ninguno de sus argumentos ni reclamos, en este caso hay un tema en el que encuentro una coincidencia.
Se trata de la protesta contra la clara intención del Gobierno de importar barcos que podemos construir en el país. En la planilla anexa al Art 40 del Presupuesto 2019 figura un crédito externo para que el Ministerio de Defensa compre cuatro Patrulleros Oceánicos (OPV) por 340 millones de euros a pagar en los próximos tres años. El concepto, monto, moneda y plazo es singularmente coincidente con la muy inconveniente oferta del gobierno francés.
La próxima reunión Macrón-Macri, sólo días después de la fecha de aprobación final del Presupuesto, sería la ocasión planeada para perpetrar la mayor y más escandalosa compra naval de la historia argentina. Hay que impedirlo. Sin violencia, pero hay que impedirlo.
Como hacen los países de la región, nosotros podemos construir esos barcos en la industria naval nacional, principalmente privada, con calidad, plazos y condiciones financieras mejores que la excesiva oferta del astillero estatal galo, comprobado además, como el más corrupto del mundo en situaciones muy similares a ésta.
Esta es la compra naval del siglo. Pensando ¨mal¨ éste podría verse como un enorme negociado escandaloso y pensando ¨bien¨ podríamos calificarlo como un terrible ¨error bien intencionado¨, pero en ambos casos, el desempleo, las pérdidas económicas y el subdesarrollo generado en el país es el mismo.