Incorporar movimiento a la obra estática, es una de las creaciones que marcan tendencia en el arte de experimentación, el término cinética, deriva del griego, del sustantivo “kinesis”, movimiento y “tikos”, subfijo que indica “relativo a”; el origen de la palabra proviene de la física y trata características definidas de la energía: la velocidad, la fuerza.
La palabra movimiento es insuficiente para definir el arte cinético, ya que parece desplazar el sentido del movimiento a un sistema de representación de objetos que insinúan movimientos, las ruedas, personas caminando, el arte cinético sobrepasa esta tentativa y pone en cuestión la inmutabilidad de la obra, no sólo en representación, sino en interpretación.
El elemento de perturbación de la estática de una obra, no es meramente el color, la vibración del color, sino la belleza constructiva que deviene de romper las estructuras del tiempo y de la física.
La obra de Silvia Albuixech, artista plástica, muralista, artista joven que adhiere al arte abstracto, cuenta con una obra extensa con características de arte cinético, obra que vibra, con la fuerza y contundencia de estructuras que penetran desde 4 dimensiones, incluye el tiempo.
El movimiento de sus maquinarias con efectos del color provocan una ilusión de perturbación temporal, color y luz afectan la percepción espacial, donde la naturaleza interviene mediante la, aparente, arbitrariedad de las formas geométricas, enfrentadas a la tendencia de los grandes del arte cinético, que utilizaban estructuras geométricas en la expresión pictórica, siendo Victor Vasárely un cultor de la perfección de las formas en contraste con la obra de Silvia Albuixech, que ha creado su propio camino hacia el movimiento, la fuerza y la emanación energética de su obra.
El cinetismo parece alimentarse de las maquinarias, las productoras de movimiento, y es inspiración casi obligada en el arte de estas características, por ello, en esa dirección influye la creación de elementos que usan el aire como factor preponderante, el arte cinético tiene a los móviles como objeto paradigmático de su representación, parece sencilla la conversión de la obra pictórica en un objeto de 3 dimensiones sobre el que el impacto del aire provoca el movimiento que ya la obra en la tela propone.
El movimiento de arte cinético de 3 dimensiones, invade la tercera dimensión, con técnicas constructivas que incorporan el viento como productor de movimiento, sin embargo, el tiempo, la dimensión punzante, con dirección y sentido, en el pasado y el futuro, es un proceso de intervención que Silvia Albuixech hace intervenir entre color y naturaleza, la vibración de las formas y el brillo de los colores colocan la obra en suspensión y elevación, el vértigo de “caer” sobre la obra como en el espejo de Alicia, y penetrar otra dimensión temporal es el efecto arrollador con que la obra de Silvia Albuixech impacta al espectador.
La obra de esta artista abreva en Alexander Calder, con sus móviles usando modelos de ingeniería el brillo espacial de Gyula Kosice y el fulgor de Alberto Magnelli; la pluralidad del lenguaje pictórico de esta artista plástica, practica la esencia del movimiento bajo sus propios términos, lo que la ubica en una constelación peculiar, entre pintores de estirpe.