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AnaAbregu 1/20/2021 5:34:26 AM
AnaAbregu
Semillas Cósmicas por Julio Barco
Ana Abregú escritora argentina
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Tags literatura literatura latinoamericana literatura hispanoamericana poemas Ana Abregú escritora argentina Julio Barco poeta peruano
 
 

El poemario Semillas cósmicas ganó el premio Mención Honrosa a El poeta joven de Perú, 2020, organizado por la Fundación Corcuera, la universidad de Piura y UDEP; el texto propone un interesante juego de desplazamientos; lateralización poética que se expande en una biósfera personal, nuevas formas fortalecidas en su identidad, sin renunciar a un legado  –la poética peruana es profusa–; reflexión, lectura, artefacto visual.

 

 

 

1.El nacimiento del verbo

 

Sin anunciarse, cae y nace el verbo.
Repleto de voces
propaga el incendio.
Nausea nupcial del polen
clavando su lenguaje en tus ojos.
Las flores salvajes
brotan del asfalto desportillado.

Su ritmo es la única
canción que canto.

El único sueño posible.
Poder botánico de la especie sobre
la que se sostienen los sentidos.
Este desconcierto es Armonía.
Los hombres levantan largos edificios.
En las avenidas, el viento
Alza las faldas de las niñas.
El viento sopla a favor del canto.
Escribo contemplando mi propia
Simetría.
Todo lenguaje es simiente.
Toda simiente es poesía.
El poeta es madre de la luz.

 

 

 

 

El gesto explícito de referirse al comienzo del verbo, tiene su correspondiente mímesis en el relato bíblico, e imprime un sello ontológico e intención de obedecer al previsible orden del devenir. La palabra, la luz, el poder fundante y voluntad generadora de la realidad. El poema recupera un principio de creación que ya porta oficio y memoria y lo desplaza hacia sus propios cuestionamientos.

Desde el nombre “semillas”, y el comienzo, se desarrollan diferentes modalidades de la “verdad”, en sistemas antagónicos en el propio lenguaje entre ensayo, merodeo verbal y desplazamientos por la ciudad.

Las propuestas de Barco se presentan como sistemas semióticos y hermenéuticos, planteamientos en las fronteras de ruptura de esos modelos. El uso del espacio, el dibujo; por momentos organizaciones numéricas como si jugara con la elisión del análisis estructural a la manera de formalistas rusos.

El primer movimiento es el signo semiótico, semilla, simiente, luz. El texto se presenta como una descripción en respuesta al funcionamiento de la realidad, y la evolución que desborda en puntos de anclaje en la visión del poeta; “incendio”, “tus ojos”, “canto”, “armonía”, conceptos sobre los objetivos de la creación.

 

 

10.6. (La mitosis de la semilla) Las semillas, los panes y poemas se dividen. Los cuerpos y minerales se multiplican. El epitafio de tu lengua es el epígrafe de tus ojos.  Los insectos viscosamente transparentes llevan en sus hombros hojas lánguidas. Las hojas son la Historia y el Desdén. La misma simiente crea otra réplica. Somos un continuo resplandor.

 

 

 

“Las semillas, los panes y poemas se dividen” que remite a los panes que se multiplican; los variados sistemas de representación en el dibujo escritural, incorporará la dimensión de figuras y código. Asistimos a un sistema, como diría Pierre Guiraud, signos, lenguas, códigos, señalamientos, acerca de la función "emotiva" referida a las relaciones entre mensaje y emisor.

En “El epitafio de tu lengua es el epígrafe de tus ojos”, inscripción reservada para un final, vida o escritura indeleble en la palabra, la lengua, la literatura, y el desplazamiento hacia hacia ojos; epígrafe: el comienzo de una historia, texto, poema, capítulo, gesto literario que forma sistema con referentes subsumidos bajo una ambigüedad a la manera de misterio fáctico, –hechos–, que establecen la función metalingüística que define la multiplicidad de signos que no serán cristalizados bajo un único sistema de interpretación.

El texto establece su sentido de denotación –expresiones sin matices subjetivos, la visión objetiva de su significado– y connotación, la dimensión subjetiva.

Algunas fijaciones de palabras en la obra de Barco permiten establecer señalamientos y arcanos que resultan en las repeticiones de los signos, huella de sus obsesiones, palabras que circulan como ligas y leyes de encadenamiento, que se pueden rastrear en su ya extensa obra.

 

 

10.8.(La semilla de la Metempsicosis) El alma o “ser” viaja de cuerpo en cuerpo: multiplica las raíces y fecunda las vísceras. Los griegos cruzaron su espacio-tiempo y depositaron su simiente en los romanos y los romanos cruzaron espacio-tiempo y depositaron su simiente en las nuevas lenguas. Y nerviosamente mi mente se abre como coleóptero a todas las realidades y el Ser es uno.

 

 

Las señales en la poética de Julio Barco suelen exponerse en sutilezas, mayúsculas, en algunos casos, “Ser es uno”, remite a “El ser y la nada”, de Sartre, el existencialismo, el alma, lo que viaja en los cuerpos, la discusión filosófica entre el escritor francés y la tradición. Metempsicosis (Heródoto, considerado el padre de la historiografía), el planteo de espíritu, alma y cuerpo y leyes de traspaso de éstos entre cuerpos, doctrina filosófica y religiosa que admite el paso del alma humana a través de seres humanos, de animales, o de plantas, por razones de purificación o castigo a causa de faltas cometidas en vidas anteriores; en un juego entre cesión de lengua o traspaso de alma y espíritu o cualidad de textos inmortales, poemas y poetas que trascienden.

El poema plantea una constante mímesis entre poesía y cuerpo, lengua y existencia, palabras como objetos de significación, pero no de comunicación, dentro de la semiótica que se ha de ocupar sólo de los procesos intencionales, y en este texto la falta del receptor interfiere en la dificultad para establecer la distinción de forma clara entre significación y comunicación; el poemario resulta en un enfoque intimista, más en el sentido de confesionario o diálogo interior que abre el interrogante sobre la trascendencia, dejando abierta la cuestión sobre la relación que hay entre indicios, palabras de anclaje y repetición, y el objetivo de indicación, cuando la correspondencia no es natural sino que ha sido instituida por la mirada personal del poeta, en alusión a corrientes del pensamiento, para el caso, el existencialismo, en un texto que comienza con una idea bíblica, opuestos que se ponen en tensión.

Es interesante la idea de “la mente como un coleóptero”, una palabra que designa una variedad de especímenes que puede ser interpretado según el sistema puesto en palabras: coordenadas romanas, griegas, modernistas e incluso de la antigüedad, Egipto, no ajeno a la idea de transductor de fuerzas anímicas que se encarna en un nuevo ser humano; el poeta como receptor de un cosmos cuya germen, “simiente”, son la ciencia de los signos de la lingüística.

 

 

14. Los cuerpos se sueñan

 

Amigos, está pobre el suelo, semillas en abundancia debemos
Arrojar, para que se nos den cosechas si quiera modestas

Novalis

 

Y no hay rencor ahora que te abrazo, silenciosamente somos

un sueño apenas esbozado
 por la convulsión de la humedad
Y la humedad es un lenguaje, la música que sueño.

Sueño la música de mi época

Mientras buscamos desnudarnos en algún hotel de Lima.

 

 

 

El poemario orbita en la idea de semilla como sistema organizador de fuente y vida; carga sobre el objeto el sentido, el Big Bang, el punto de ignición del universo y exhibe los referentes de otros autores en conexión al tema.

Las propuestas de Barco suelen presentarse con un dibujo espacial que exhibe «enunciados que tiene un sentido convenido y en el que cada una de las partes separadamente significa por si misma alguna cosa». Es clasificación de  proposiciones, universales o particulares (cito a María del Carmen Bobes Naves).

El espacio propone “sueño, convulsión, de la música”, “apenas de sueño”, “esbozado humedad”; la poética de Barco rompe con la tendencia a considerar la lógica de la gramática como modelo de representación de sentido; a los elementos de estudio: palabra, proposición y lenguaje, ahora desplazadas en su rol de signos convencionales; el resultado ofrece diversos sistemas de traducción cuyos punto de anclaje se desplaza a nombres: la cita de Novalis; se distingue el hecho de que el narrador se sale de la voz interior que venía esbozando el poemario, y hace un guiño al lector, “Amigos”, por interposición de un epígrafe. Recordemos en un verso anterior: “El epitafio de tu lengua es el epígrafe de tus ojos”; en qué ojos se mira el poeta, bajo qué poética ingresa una señal comunicacional, con Novalis (Georg Philipp Friedrich von Hardenberg), representante del romanticismo alemán temprano; algunos estaremos de acuerdo en que al leer “convulsión de la humedad”, estamos ante un texto que efectúa un giro hacia la pasión.

El narrador es ahora un cuerpo: se desnuda, estará en un hotel, en una geografía: Lima; y también voces y reflexiones sobre su personal estar, su música personal:

 

 

Y yo soy un lugar destinado al canto.

 

 

Canto: corte del libro, opuesto al lomo. Y también sonido vocal, una voz en armonía.

Especialmente entre estos versos, la palabra como instrumento exhibe efectos que ponen en tensión la verdad y los argumentos que genera la derivación de la automatización como método o procedimiento de desarmar estructuras espaciales, e incluso temáticas en línea simple. Se nos presentan unidades lingüísticas como símbolos, con un significado impreciso, que como en algunos de los poetas que lo preceden, César Vallejo, Enrique Verástegui, se resuelven en el análisis de su obra; al haber ya suficiente material de Barco, este gesto es reconocible y el poeta no lo oculta, lo explicita:

 

 

Y yo ando, leo Trilce, leo Consejero del Lobo, leo

también mis ojos en esas lecturas

 

 

 

Consejero del Lobo, un joven Hinostroza, en sus 24 años –se verá que en las diferentes obras de Barco, y ésta no es la excepción, hay un gesto de señalar la edad, signo con que el escritor da cuenta de la importancia que le otorga a la relación entre poemas y edad de creación; hay un gesto de mirar su propia trascendencia, observar su propia inmortalidad fijando el tiempo de vida y verso, que es de importancia para biógrafos (“Yo con mis 28 años acuso a este mundo de degradar y enajenar”, se lee más adelante)–, al incluir Consejero del Lobo al poema se incorpora la serie de sucesos que sobrevuela el sino de esa obra, Rodolfo Hinostroza estaba en Cuba, en pos revolución, momento en que vivió el particular período de la crisis de los misiles que generaría una bisagra en la historia del mundo, la amenaza del riesgo nuclear; es decir: un sentido de fin, de ya no realizar el sueño de la epopeya de vivir la poesía, podemos encontrar en la épica del propio Barco esa inminencia, el afán de poetizar, imparable y espontáneo; no es extraño que imbrique en la escena de su poética aquel texto de Hinostroza como si ambos destinos estuvieran relacionados –el hecho de que Semillas cósmicas fuera premiada en una momento de Pandemia no parece casual, se leerá: “Y me cuido de todos los Virus”. Lo que deja una idea tenue de lo que vendría, y una relación ya explícita de la idea del fin del mundo que creó la crisis de los misiles; y a su vez, otros virus.

Señalo nuevamente “ojos en esas lecturas”, y el hilo rojo que cruza este verso con los anteriores a los que ya hice referencia.

 

 

No somos parte del neoliberalismo y nuestros zapatos viejos
son también la respuesta a la época.
Como Rousseau, como Giotto, yo aúllo en la noche.
Verástegui, Heraud, Vallejo ardieron como hay que arder. (400)
Balas líricas contra la época.
 

 

 

Al escribir Rousseau, hay un extrañamiento; podría referir tanto a Jean-Jacques Rousseau, El contrato social; lo que es inducido por la palabra neoliberalismo, dos modelos que están en tensión, sobre todo en las realidades latinoamericanas; pero, luego leemos Giotto, y entonces se nos impone otro marco de interpretación: Henri Julien Félix Rousseau, el pintor naif, romántico, alemán; dentro de qué sistema estamos leyendo este poemario: bajo los referentes del romanticismo alemán, en diversas ramas del arte; Giotto, pintor que marca la transición desde el hieratismo bizantino hacia el naturalismo renacentista y que fue gran influencia en el cambio del arte de pintar griego por el latino de tradición clásica.

Hombres y obras, revolucionarios en sus vidas y en el arte; Julio Barco abreva de las fuentes de las artes musicales, pictóricas, literarias, filosóficas, místicas; da cuenta de ello en su poética, y los hace intervenir en su pulso escritural, una propuesta donde las palabras y los nombres se asocian en la definición de la hermenéutica como “conjunto de conocimientos y técnicas que permiten que los signos nos descubran sus sentidos" –Pierre Giraud.

 

 

Abrimos libros de Onetti para borrar nuestro pesimismo.

Tenemos cama de palos.
 

 

 

El salto hacia Onetti es la clase de extrañamientos con que suelen sorprender los poemas de Barco, detalles que involucran las vidas de los escritores que nombra; quien haya leído a esos autores, entenderá que Barco está interesando en la obra y en el hombre que la produce. En este caso, Juan Carlos Onetti, Uruguayo, autor de le exquisita obra La vida breve, de la que referiré brevemente que trata sobre un personaje que “escribe en su pensamiento” mientras vive y está escrita con tal maestría que pronto no se puede determinar quién es el que escribe y quién el que vive; procedimiento interesante que se encontrará entre los recursos de Barco, confundirse o fundirse en los narradores en propuestas del yo; colocar el cuerpo del poeta en la cotidianeidad y la mente y sentimientos en una deriva literaria.

Juan Carlos Onetti es un escritor reconocido por su aparente pesimismo, vemos que en el verso se indica que leerlo es tan duro que desvanece el propio; en mi opinión personal, es más ajustado decir que Onetti hace “relumbrar” el pesimismo; una nota biográfica: terminó su vida en una cama de la que no se movió por años, y hasta daba entrevistas en una posición que usaba para escribir. Un escritor que acomodó el cuerpo a su hábito de escribir y leer. Se entenderá de cierta manera como un guiño el contexto del verso “Tenemos cama de palos”, de nuevo se plantea la ambigüedad de si refiere a la pobreza del narrador, o al modo en que Onetti transcurrió sus últimos días u otras derivaciones en el uso de cada palabra, “Tenemos”, “palo”. Y también dar cuenta del interés del poeta no sólo por la producción de una obra sino de los escritores que la producen y sus circunstancias personales.

Hasta el momento podemos inferir en la escritura de Barco la multiplicidad de referentes y sentidos que probablemente se enmarque dentro de poéticas que se toman como “ilegibles” bajo modelos comparativos menos densos; Semillas cósmicas, puede considerarse uno de sus trabajos menos crípticos e igual de desafiantes que sus otras obras.

Fragmentos del poemario Semillas cósmicas, sería publicado por el jurado de la Fundación Corcuera, en el marco del concurso El joven Poeta del Perú. Se publicará en breve bajo sello español.

 

 

 

 

 

 

 

Ana Abregú.

 

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

Danilo Albero Vergara, escritor argentino

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